Ars vivendi

👩‍🎨 Artista. Si me preguntan, jamás digo que soy artista. Como el escritora: tuve que hacer un proceso de coaching y vencer la sensación de que me la creía mil al definirme así. Y todavía siento un tirón de impostora cuando digo: "Soy escritora".
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Pero no siempre fue así. Antes, tipo a los veinte, me encantaba mostrar mi papel de artista, escritora sufrida, torturada mental y con conflictos existenciales. Después, tipo a los treinta, cuando aprendí a callar un poco a mis demonios mentales (esa voz de la conciencia, colectiva, porque ni siquiera era mía, que te dice que si escribís sos una posible suicida o te vas a morir de hambre y fracaso), cuando aprendí a salir de la imagen de escritora maldita que me había ido construyendo alrededor a pura llagada Pizarnik y cariño mutilado, cuando pude parar de sufrir por amor al arte, fue cuando no me quedó otra que dejar de identificarme con mi actividad y, como si de una droga se tratase, tuve que dejar de consumirla.
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Desde entonces me quedó esta resistencia a llenarme las páginas hablando de mi arte (y a mostrarlo) y me empecé a llamar emprendedora. Pero pasa lo mismo: la emprendedora sufrida que labura sin aguinaldo y sin vacaciones, que cuenta con la aprobación de los demás y la buena imagen de creativa abnegada y al mismo tiempo fresca y re top para poder salir adelante.
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Y la verdad es que ya me cansé de hacerme la vístima, como dicen ahora. Me cansé de escribir pensando en lo que la gente quiere leer. De tejer pensando en lo que la gente quiere comprar. Me cansé de ponerme en estos roles de complacencia del otro y dejarme para última hora hasta no saber reconocer ni siquiera qué me hace bien y qué no. Me cansé de sostener imágenes: de escritora, de emprendedora, de niña buena, de mujer empoderada, de amante, amiga, hija, hermana, humana, espíritu, bastaporfavor.
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Por eso, y no sé si por los eclipses, la luna, las tensiones cardinales o Saurón, estoy en el camino de reformular todas mis fórmulas, reescribir todas mis palabras y redefinir todos sus significados.
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Después de todo el Gran Arte es Ser Feliz.Y a ese arte me vengo a entregar ❤️

Les comparto un video muy interesante de Elizabeth Gilbert hablando justamente de esta manía de ser artista y sufrir (en vez de arremangarse y Trabajar):